Con todo respeto, a cuatro años de tu desparición física Camarada
Hugo Chávez Frías, quiero hablarte sin protocolos ni esos candados
formales que tú te dedicabas a romper con risa pícara:
Te
extrañamos, Comandante, por tu vehemencia a la hora de enfrentar a tus
(nuestros) enemigos, a quienes marcaste a fuego sin que te tiemble la
mano ni la voz. A todos ellos los fuiste redescubriendo, poniéndolos
sobre la superficie y mostrando su brutalidad y avaricia. Extrañamos,
mientras nadamos en un mar de politiqueros mediocres y pusilánimes,
aquel glorioso día que te aventuraste a denunciar en pleno corazón de
las Naciones Unidas que por donde pasara Bush seguiría oliendo a azufre.
Quien puede negar que generaste una total simpatía global entre las y
los que sufrieron sus guerras y crímenes genocidas. O cuando atacaste
con furia a burócratas, corruptos y alcahuetes de turno que intentaban
seducirte con halagos, y escuchando como siempre, la voz del pueblo los
pusiste en su lugar. Tampoco te quedaste atrás en denunciar a las
multinacionales depredadoras, a los paramilitares que asesinaban líderes
y lideresas sociales en Colombia, en México o en Honduras, presintiendo
que esa guerra contra los y las luchadoras se iba a extender (como
ocurre en el presente) a muchos más países.
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