sexta-feira, março 10

Un nuevo viraje

Después de la multiplicación espectacular de gobiernos progresistas en el continente, entre 1998 y 2006, que marcó toda la primera década del siglo XXI con sus éxitos, especialmente en el plano social y de soberanía externa, América Latina pasó a sufrir un viraje conservador desde 2015. Este se expresó en las derrotas en la elección legislativa en Venezuela, en las presidenciales argentinas, en el referéndum boliviano y en el golpe brasileño.
Ese viraje encuentra obstáculos muy rápidamente, ya sea en el fracaso de los intentos de recuperación económica de Argentina y de Brasil, con la aplicación a rajatabla del viejo programa de ajustes fiscales, ya sea en un contexto internacional que no correspondió a las expectativas de los proyectos de restauración neoliberal.
Como ocurre en todas partes donde ese programa económico es aplicado, se profundiza la recesión y nunca se recupera la capacidad de recuperación del crecimiento económico.
En el plano internacional, la derecha latinoamericana aguardaba el triunfo de Hillary Clinton, que venía a cosechar sus planes de golpes blandos en países del continente, así como del apoyo a gobiernos de restauración neoliberal. Su derrota y el triunfo de Donald Trump dejan atónitos a los gobiernos como los de Mauricio Macri y de Michel Temer, que han trabajado para debilitar los procesos de integración latinoamericana y se acercan a la Alianza del Pacífico. El proteccionismo de Trump y el debilitamiento de la Alianza para el Pacífico debiera apuntar exactamente en la dirección opuesta, lo que contradice la política externa de esos dos gobiernos, así como su ideología de libre comercio.

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