Es un secreto a voces: en México desaparecen personas, civiles e
inocentes, todos los días, a cualquier hora, y no pocas veces sin dejar
huella. Cifras oficiales relativas al período 2006-2012, reportan que en
el curso de esos seis años desaparecieron 27 mil personas. Un dato
conservador si se admite que la contabilización de la desaparición
carece de una metodología confiable, debido a la naturaleza misma del
problema, y a la negligencia (o connivencia) rutinaria de las
autoridades públicas.
También en este renglón, como en otros
referidos en las entregas anteriores, la administración de Javier Duarte
presentó saldos trágicos. Y las secuelas de ese orden siguen
propiciando las condiciones para la comisión de este delito de lesa
humanidad. Tan sólo el pasado 5 de enero (2017) en el puerto de
Veracruz, cinco jóvenes turistas originarios de Oaxaca fueron víctimas
de ese estado de terror que reina en la entidad: dos fueron acribillados
y los otros tres desaparecidos. El peritaje del ministerio público
confirma que la Policía Naval falsificó documentos oficiales que
hipotéticamente constatan la culpabilidad de elementos de la Marina. Las
pruebas sugieren que se trata de otro caso más de multihomicidio y
desaparición forzada en Veracruz que involucra a agentes estatales.
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