El escándalo político que sacude en los últimos meses la tierra de
Macondo no para de tener pistas e historias distintas que contar en cada
grupo político de la sociedad colombiana. Ahora el salpicado es el
presidente Juan Manuel Santos, que aplica la vieja lógica política “lo
hicieron a mis espaldas sin darme cuenta” hasta qué punto debemos llegar
para comenzar a comprender lo elemental que significa la corrupción en
nuestra época.
Un punto necesario para comprender este momento
coyuntural consiste en las prácticas políticas que han realizado
históricamente las elites en distintas regiones. No es nuevo que las
campañas políticas reciban recursos económicos para su financiamiento, y
al momento de demostrar las transacciones, movimientos y giros que se
utilizaron en el periodo electoral no salgan las cuentas claras. Bien lo
podemos recordar en el famosos proceso 8000 donde se pudo comprobar la
entrada de dinero del narcotráfico a la campaña del expresidente Ernesto
Samper, un caso bochornoso que nos puso en el escenario internacional
como un país narcopolítico.
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