El pasado 26 de marzo se cumplieron 25 años del Tratado de Schengen,
por el que la mayoría de los países de la Unión Europea se comprometían a
eliminar los controles para la circulación de ciudadanos en las
fronteras interiores. Curiosamente, el mismo día, 26 de marzo pasado, se
celebraba por videoconferencia el Consejo de jefes de Estado y de
Gobierno de la Unión para discutir y aprobar las medidas necesarias para
enfrentarse a la crisis del coronavirus.
La
coincidencia es significativa y en cierta medida irónica, puesto que
la reunión se llevaba a cabo unos cuantos días después de que los
dos socios principales de la Unión, Alemania y Francia, tras haber
aparecido los primeros signos de la epidemia, prohibiesen en sus
países la exportación de todo el material sanitario preciso para
combatirla, sin que importase lo más mínimo lo del mercado único y
el libre comercio.
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