Si la extrema derecha se está abriendo paso tan fácilmente en el
escenario político alemán, es precisamente porque siempre estuvo
cómodamente instalada en el centro mismo del Estado.
En febrero los cristianodemócratas alemanes votaron junto con los neonazis y compañeros de viaje de la Alternative für Deutschland (AfD) para elegir al presidente de la región de Turingia. Anatema. El establishment
alemán reaccionó con escándalo. El episodio ha hecho correr mucha
tinta. Se ha hablado de la “ruptura de un tabú” y del fin del ”cordón
sanitario” que, según decían, aislaba a los ultras de los partidos del centro. Lo lo principal no se ha dicho. A
lo que hemos asistido no ha sido a un escándalo, sino a un colosal
ejercicio de hipocresía y amnesia sobre la propia genealogía.
Nenhum comentário:
Postar um comentário