A pesar del menor crecimiento de su PIB medio
en estos últimos años (3,4% y 2,2% en 2015 y 2016, a causa, entre otras,
de la caída, desde 2014, de los precios de las materias primas, del
petróleo, del que dependen varias economías todavía monoproductoras)
respecto al que había alcanzado en los primeros años de la década
(alrededor del 5%), la situación económica de África en este siglo XXI
es objeto de un discurso muy diferente, incluso contrario al que había
dominado durante las décadas post-coloniales del siglo XX. En particular
durante las décadas 1980-1990, caracterizadas por la imposición de
políticas de ajuste estructural neoliberal, remedio al endeudamiento crítico de los Estados del Tercer Mundo, y de África en particular.
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