MADRID.- Si las entrañas del ser humano, que le nutren y le sirven de regenerador moral, estuvieran contaminadas, qué le quedaría al hombre sino la desesperación. Un gran manto de desasosiego se cierne sobre el Teatro Real. La culpa la tiene 'Wozzeck', la ópera compuesta por Alban Berg (1885-1935), estrenada este viernes, y el montaje diseñado por el polémico, muy a pesar suyo, Calixto Bieito.
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