quinta-feira, fevereiro 15

La hidra capitalista genera sus propias crisis

Y mientras escribía este borrador, los Angry Workers publicaban en su blog un artículo que muestra su satisfacción por haber encontrado unos textos de 1969 de Solidarity, otras personas que, desde el descontento, pretendían organizarse pero no institucionalizarse. Actuaban porque estaban descontentos con sus sueldos y condiciones de trabajo, con el producto final de su esfuerzo, con el sistema capitalista por tanto, pero descontentos también con las burocracias sindicales que ya no les representaban. Y, además, las gentes de Solidarity se autodefinían con un convencimiento: “Ninguno de nosotros tiene control sobre las circunstancias en las que nos vemos obligados a trabajar, ni ninguna opción real sobre cómo nuestros trabajos o nuestras vidas pueden ser mejor gestionadas”. Y volví a pensar contra mí mismo: las sensaciones de los explotados se repiten, son cíclicas, suelen estar siempre dentro de la lucha por la supervivencia y, de vez en cuando, experimentan un brote de libertad.

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