Según el dogma el “Tercer Mundo” ya no existe. Por otra parte ya no
se habla de “países subdesarrollados”, sino de “países en desarrollo” y
el relato moderno nos asegura que esos países se convertirán pronto en
“países emergentes”. La ideología poscomunista pronosticaba “el fin de
la historia”. Prometía un futuro luminoso en el reino del libre
comercio. Anunciaba los nuevos tiempos de la “globalización feliz”. La
apertura y la desregulación de los mercados llevaban la promesa de un
porvenir radiante.
Propagada desde hace tres decenios, esta fábula liberal se desmorona frente a la realidad. En su último informe sobre El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo,
la ONU declara que 815 millones de personas sufrieron malnutrición en
2016, es decir, 82 millones más que en 2015. Hablando claro el 11 % de
la población mundial se muere de hambre. No solo hemos llegado a un
récord absoluto (la humanidad nunca ha tenido tantos hambrientos), sino
que además la situación se sigue deteriorando y para 2017 las
asociaciones esperan lo peor.
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