Entre los días 29 y 30 de noviembre ha tenido lugar en Abiyán (Costa de
Marfil) una Cumbre de la Unión Europea (UE) y de la Unión Europea (UE)
bajo el signo del desastre causado por las continuas intervenciones
militares imperialistas en Libia y en la región del Sahel, y la
intensificación de la agenda neocolonial de la UE, en particular de
Francia. La Cumbre, que reunió a los dirigentes de 50 países africanos y
de la UE, se concentró en los planes de la UE para bloquear la
inmigración desde África a Europa y contrarrestar la influencia cada vez
mayor de China en África.
La Cumbre se celebró en el contexto de
las protestas internacionales por el brutal trato que dan las milicias
islamistas y las fuerzas que controlan Libia a los inmigrantes
africanos, trato simbolizado por la reaparición de la esclavitud tal
como reveló recientemente la CNN. A consecuencia de estas protestas
varios gobiernos africanos habían retirado a sus diplomáticos de
Tripoli.
La reaparición de la esclavitud expresa la esencia política de la intervención imperialista europea en África.
Seis años después una intervención militar contra Gadafi en nombre de
los “derechos humanos” apoyada por la pseudoizquierda y de la
“protección” de la población libia no solo ha creado un inmenso desastre
humanitario en el que los emigrantes africanos, internados por cientos
de miles en campos de detención en unas condiciones espantosas, se
venden como esclavos en los mercados libios, sino que los responsables
de esta catástrofe proponen en estos momentos continuar con la misma
política. Esta vez bajo la cínica etiqueta de la “lucha contra la
esclavitud”, que refuerza la militarización de toda la zona y crean las
condiciones para confrontaciones armadas entre las grandes potencias.
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