Es un clamor entre los partidos políticos la necesidad de reformar la
Constitución. También seis de cada diez españoles están a favor. La
cuestión es que no hay acuerdo sobre los aspectos a enmendar. Algunos
pretendemos que la enmienda sea a la totalidad; comenzando con el
artículo 1.3, en el que se declara que «La forma política del Estado
español es la Monarquía». Si, ya se que una República no garantiza el
mejor gobierno, pero si que no haya monarquía.
En 1978, el Estado
quedaba configurado como una «monarquía parlamentaria». Fui uno de aquel
67,11% de votantes (hubo una abstención del 32,89%) en el referéndum
del 6 de diciembre. El 88,54% dijimos sí a la Constitución, frente al
7,89% que la negó. No reniego del sentido de mi voto, lo que no quiere
decir que acepte ni lo sucedido desde entonces ni la realidad injusta
que hoy vivimos. Abogo decididamente por una nueva Constitución, que
supere la del 78 heredera del Estado totalitario. Salíamos de la negra
dictadura y el futuro prometía democracia, salud y bienestar. Luego las
cosas no han sido como hubiéramos deseado que fueran, aunque estamos a
tiempo de que lo sean.
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