Mucho se ha hablado en las últimas semanas del obispo de Tenerife y de la Iglesia Católica. Por un lado, la petición de cese del obispo tinerfeño por homófobo, a través de la plataforma change.org, reflejó la indignación que sus declaraciones provocaron en la población, recogiéndose 50.000 firmas en un fin de semana.
El obispo reiteró que sus declaraciones transmiten la enseñanza de la Iglesia Católica, a quien representa. Y en esa afirmación no se aleja de la realidad. Si acudimos al Catecismo que establece las bases de esta religión, se recoge “Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados… Son contrarios a la ley natural… No pueden recibir aprobación en ningún caso” (3ª parte, 2ª sección, capítulo 2º, artículo 6).
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