Agbar realizó el pasado jueves una petición histórica de subida en la tarifa del agua. Al día siguiente, un informe de la Autoridad Catalana de la Competencia reveló el “casi monopolio” que ostenta la empresa en los contadores y su sobrecoste.
La gestión público-privada del agua en Barcelona en el área metropolitana es una pelea constantedesde 2013, herencia de una “concesión tácita” que se remonta a más de un siglo de antigüedad.
La empresa francesa Agbar propuso una subida de la tarifa del 7,4% para 2022. La respuesta de la plataforma Aigua és vida fue inmediata: alertó que esa subida “equivale a aumentar en 20 millones de euros la facturación anual, cifra que coincide con la cantidad de beneficios que la empresa ha dejado de ganar anualmente debido a las bajadas de tarifas de los últimos años”. La reacción de la alcaldesa Ada Colau, también contraria al aumento, llegó horas después, secundada por el vicepresidente del área de medio ambiente del Área Metropolitiana de Barcelona, Eloi Badia. Resumió al diario Ara que el incremento propuesto por Agbar es “intolerable”.
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