La diplomacia marroquí ataca al principal país de la Unión Europea al crear una crisis con Alemania. Un socio económico importante, pero que se niega a plegarse a la visión que Rabat tiene del conflicto del Sáhara Occidental.
El 2 de marzo Nasser Bourita, ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, envió un comunicado al Jefe de Gobierno en el que afirmaba que debido a “profundos malentendidos con la República Federal de Alemania, los departamentos ministeriales y los organismos bajo su tutela deben suspender todo contacto, interacción o acción de cooperación”. Esta poco habitual postura refleja la magnitud de las diferencias que se han ido acumulando a lo largo de los años entre ambos países y, sobre todo, respecto a la cuestión del Sáhara Occidental.
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