sábado, dezembro 16

Iglesias evangélicas: Rezando por un voto

Entre el 7 y el 8 de diciembre la capital de Chile perdió la principal vía de comunicación con Valparaíso, su puerto histórico de la costa del Pacífico y uno de los más importantes del comercio exportador. Durante casi dos días todo el tránsito, que suele ser muy intenso, fue desviado a circuitos alternativos, lo cual agregó entre media hora y más de una hora a la duración del viaje. Esto no se debió a un gran accidente ni a una catástrofe natural; el hecho se repite todos los años para permitir las peregrinaciones, en el Día de la Inmaculada Concepción, a un santuario que está a medio camino entre Santiago y Valparaíso. Alrededor de un millón de creyentes llega hasta la iglesia de Lo Vázquez, levantada hace un siglo en un paraje sin otro significado místico que el que le daban los devotos hacendados propietarios de los terrenos, y en la carretera se producen escenas de religiosidad popular. Muchas personas avanzan de rodillas, con sus espaldas agobiadas por unas réplicas de la iglesia en madera y yeso; otras son empujadas en sillas de ruedas, arriesgando sufrir por el gran calor males peores que aquellos para los que van a pedir una cura milagrosa; los menos comprometidos con el concepto católico del sufrimiento llegan en bicicleta, con el talante relajado de una excursión campestre. Hay más enfermeros, policías y ambulancias que en cualquier concierto masivo de rock intentando mantener el orden, la salud y la seguridad de las multitudes, mientras que miles de comerciantes instalados en los alrededores del santuario venden alimentos y todo tipo de baratijas religiosas.

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