terça-feira, setembro 19

El cambio climático no es el cuento del coco

Irma disponía de sobradas condiciones para tornarse uno de los más poderosos huracanes formados en el Atlántico. Como informó en su momento a la prensa nacional el reconocido meteorólogo cubano José Rubiera, la temperatura del mar era mucho más elevada que lo que se precisa para insuflar fuerza al monstruoso fenómeno, que llegó a copar un área comparable con la de Francia. Si normalmente 26,5 grados resultan suficientes para el desarrollo de un organismo de ese tipo, el de esta vez encontró 29, 30 y hasta 31 grados, entre otros elementos.
Interrogado sobre una posible relación entre el vigor del evento y el cambio climático, adujo que no se debe asegurar teniendo como referencia uno solo de esos hechos naturales, ya que la llevada y traída metamorfosis ocurre a largo plazo de distintas variables. “Respecto a los huracanes y el número de ellos que ocurren cada año, se pueden hacer pocas inferencias y por eso existen algunas incertidumbres. Lo que sí es cierto, o parece cierto, es que los huracanes han tendido a ser más intensos durante el presente siglo XXI y su máxima intensidad la han alcanzado en plazos récord de pocas horas”.

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