Un segundo franquismo menos malo, casi tolerable y gracias al cual el desarrollo acabó llegando a España. Una represión contra el enemigo rojo minimizada, en la que por ningún lado aparecen los campos de concentración o el papel que tuvo la Iglesia. Una Transición “pacífica” que vino motivada por el único impulso de las élites políticas. Es la visión que, en general, trasladan sobre la dictadura y sus consecuencias los libros de texto que se siguen en las aulas, según concluye una nueva investigación sobre el lugar que ocupa en la enseñanza este periodo histórico.
Tras analizar los manuales de las principales editoriales del mercado de 4º de la ESO y 2º de Bachillerato, las conclusiones de los investigadores de la Universidad de Valencia Carlos Fuertes y Néstor Banderas apuntan a un abordaje del franquismo “reduccionista” y “superficial”. Así lo detallan en Franquismo y transición en las aulas: enseñanza y memoria democrática, publicado este mes en la revista Ayer, en el que identifican las lagunas que aún perviven a pesar de los avances de las últimas décadas y que resumen en tres: la “minimización” de la represión, la reproducción de una imagen “edulcorada” de los años 60 y 70 y la “idealización” de la Transición.
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