Vox está en crisis desde que en las últimas generales perdió 19 diputados en el Congreso. A las expectativas incumplidas durante el último ciclo electoral –la extrema derecha apenas creció unas décimas y no consiguió superar al PP en ninguna de las citas con las urnas– se sumó, la pasada primavera, el surgimiento de otro partido ultra encabezado por el agitador Alvise Pérez, que consiguió tres escaños en el Parlamento Europeo y que roba desde entonces votantes a la formación de Santiago Abascal. También han aflorado los problemas económicos del partido y las sospechas sobre su financiación. Todo ello ha propiciado un convulso clima interno en el que han aflorado las discrepancias políticas pero también personales, que en los últimos meses se ha traducido en ceses y dimisiones.
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