Chevreuse, Auteuil [1], «nombres que le sonaban un tanto extraños. ¿Pero, cómo poner en orden, mediante un hilo conductor, todas estas señales y llamadas en código Morse cuando provienen de una distancia de más de cincuenta años?»[2]
El retorno al pasado puede ser voluntario o involuntario. Es en este movimiento entre interpelación externa independiente de su voluntad y prospección activa (aunque esta última responda más a aquella) que nos traslada Bosmans, el protagonista de la última novela de Patrick Modiano, Chevreuse.[3] De hecho, Bosmans es propulsado hacia un universo pasado casi surrealista. Fragmentos resurgen de la oscuridad, a merced de los eventos, encuentros y palabras captadas al vuelo que, al igual que espasmos, generan en él reacciones memoriales y sensoriales fuertes.
Nenhum comentário:
Postar um comentário