Portugal dará un pequeño paso en la humanización del tratamiento de las
enfermedades dolorosas. Luego vendrá el tiempo de decidir sobre la
legalización del consumo de la marihuana.
Los partidos conservadores
mostraron en el Parlamento una indignación incontenible: la utilización
médica de cannabis, para tratamientos prescriptos por médicos en casos
de cáncer u otras patologías en que la droga alivia el sufrimiento,
sería un caballo de Troya para promover el uso recreativo de la
sustancia. Curioso argumento: para los partidos conservadores es
aceptable usar un opiáceo, como la morfina, pero nunca un derivado de
cannabis, porque habría un riesgo horrible de que el paciente con dolor
crónico o cáncer aprecie el medicamento. Además, el argumento de que los
proponentes defienden también el uso recreativo es bizarro: usar ese
argumento para rechazar el uso medicinal es como rechazar una propuesta
del PCP (Partido Comunista Portugués) sobre el salario mínimo o del CDS
(Partido Popular) para el fin del tributo a las plusvalías inmobiliarias
sólo porque ambos piensan esto o aquello sobre el IRC (Impuesto a los
réditos).
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