Somos un archipiélago inmenso de iniciativas comunicacionales inconexas.
Tanto daño ha hecho el individualismo, el sectarismo y el
aislacionismo… en todas sus metástasis, que incluso cuando se trabaja en
equipo, algunos piensan que los otros son parte de un decorado que sólo
está para servir al que se cree “jefe” y “obra de sí mismo”. Estamos
bajo peligro si permanecemos como un archipiélago inmenso de semiósferas
inconexas, archipiélago inmenso cargado con “buenas ideas”, pero
incomunicado. Un conjunto de islas sólo unidas paradójicamente por lo
que las separa. Para nuestra especie es imposible vivir aislados, aunque
nos pensemos autosuficientes, auto-creados. Nuestra hipotética
“personalidad singular”, no es más que el producto de las relaciones
sociales y vivir como archipiélago es algo más que un aislamiento… en
una patología.
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