segunda-feira, julho 2

Perdidos en acción

Cuando provienes del sur del Bronx, tienes la posibilidad de escribir acerca de personajes diferentes de quienes que tan a menudo habitan el universo ficcional al que estamos acostumbrados. Esto sucedió con la primera novela de Beverly Gologorsky, The Things We Do to Make It Home (Las cosas que hacemos para convertirlo en un hogar), que se centró en los veteranos perdidos de los tiempos de Vietnam, sus mujeres y sus hijos, todos ellos tratando desesperadamente de salir adelante en un mundo que era cualquier cosa menos acogedor. Esto no era menos cierto para el grupo que personas que trabajaban en un restaurante de carretera en su segunda novela, Stop Here (Pare aquí), una especie de segundo hogar en un mundo estadounidense ensombrecido por la guerra y el desastre económico. Y esto es incluso más potente en su nueva novela, Every Body Has a Story (Todo el mundo tiene una historia), en la que cuenta la historia de dos parejas que raramente salían del Bronx y de su casa de clase media cuando las golpeó el desastre, y dos administraciones centraron su atención en aquello que era “demasiado grande para caer” y no en quienes eran demasiado pequeños para no ser castigados por las ejecuciones hipotecarias.

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