quinta-feira, março 5

El País: sobre héroes y espías

Nada nuevo bajo el sol: todo vale contra Podemos, contra el pueblo de Grecia y Syriza, contra la revolución bolivariana [1], contra los intentos de soberanía nacional de Argentina; todo vale también a favor de la apología de la derecha colombiana más extrema, loas permanentes al neoliberalismo, sionismo en estado puro, ninguna referencia a movimientos de liberación, publicidad empresarial en casi todas sus páginas, etc etc. El prolongado y perverso mal político y cultural de los del País, que diría Francisco Fernández Buey, especialmente entre sectores ciudadanos de izquierda, no tiene parangón. Ha forjado y abonado concepciones del mundo penetradas por la irracionalidad, la desinformación, el pragmatismo antihumanista y el “enriquecerse es bueno”. Basta pensar en don Felipe González y en don Juan Luis Cebrián, dos de sus jefes-intelectuales orgánicos, sin olvidar a Javier Solana, a Joaquín Almunia o a otros “grandes personajes” de la misma cuerda.
Un ejemplo de esa intoxicación informativa. Fidel Castro ha relatado su encuentro reciente con los cinco ciudadanos cubanos que están en la mente de todos en los siguientes términos [2]:
“Los recibí el sábado 28 de febrero, 73 días después que pisaron tierra cubana. Tres de ellos habían consumido 15 largos años de su más plena juventud al respirar el aire húmedo, maloliente y repugnante de los sótanos de una prisión yanki, después de ser condenados por jueces venales. Otros dos, que igualmente trataban de impedir los planes criminales del imperio contra su Patria, fueron condenados también a varios años de prisión brutal. Los propios organismos de investigación, ajenos por completo al más elemental sentido de la justicia, participaron en la inhumana cacería. La inteligencia cubana no necesitaba en absoluto seguir los movimientos de un solo equipo militar de EE.UU ., porque esta podía observar desde el espacio todo lo que se movía sobre nuestro planeta a través de la Base de Exploración Radioelectrónica “Lourdes”, al sur de la capital de Cuba. Este centro era capaz de detectar cualquier objeto que se moviera a miles de millas de nuestro país. Los Cinco Héroes antiterroristas, que nunca hicieron daño alguno a EE.UU ., trataban de prevenir e impedir los actos terroristas contra nuestro pueblo, organizados por los órganos de inteligencia norteamericanos que la opinión mundial sobradamente conoce. Ninguno de los Cinco Héroes realizó sus tareas en busca de aplausos, premio o gloria. Recibieron sus honrosos títulos porque no lo buscaron. Ellos, sus esposas, sus padres, sus hijos, sus hermanos, y sus conciudadanos, tenemos el legítimo derecho a sentirnos orgullosos. En julio de 1953, cuando atacamos el Moncada, yo tenía 26 años y mucho menos experiencia que la que ellos demostraron. Si estaban en EE.UU . no era para hacer daño a ese país, o tomar venganza por los crímenes que allí se organizaban y abastecían de explosivos contra nuestro país. Tratar de impedirlos era absolutamente legítimo…”

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