sábado, abril 16

Washington, La Habana y el caso Alan Gross

Desde el 3 de diciembre de 2009, el caso Alan Gross aviva las tensiones entre Washington y La Habana. Las relaciones son conflictivas desde hace más de medio siglo entre Cuba y Estados Unidos, y alcanzaron un punto de tensión extrema bajo la presidencia de George W. Bush. La llegada al poder de Barack Obama en 2008 ha acarreado una leve flexibilidad de las restricciones que había impuesto la precedente administración republicana, sin llegar no obstante al nivel de acercamiento que hubo bajo el gobierno de William Clinton entre 1996 y 2000. Ahora los cubanos de Estados Unidos pueden viajar a su país de origen sin limitaciones, en vez de los catorce días cada tres años impuestos por Bush como fue el caso entre 2004 y 2009. Del mismo modo, la Casa Blanca se ha mostrado más tolerante con respecto a los intercambios académicos, culturales y religiosos entre las dos naciones. Pero el caso de Gross, que arroja luz sobre un aspecto de la política exterior estadounidense hacia Cuba, que consiste en financiar abiertamente a la oposición interna, frena los intentos timoratos de aproximación entre las dos capitales. Como ha recordado el Departamento de Estado estadounidense, “la detención de Alan Gross constituye un obstáculo principal para la continuación del diálogo entre nuestros dos países”.1

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