sábado, abril 2

El diario Público o la estafa ideológica del social liberalismo

Nacido como consecuencia de un cierto deterioro de las relaciones del PSOE liderado por Rodríguez Zapatero y el portavoz mediático de la socialdemocracia española -el Grupo PRISA-, Público se ha convertido para no pocos despistados de la izquierda real en el periódico "progresista” del Estado Español. Este tipo de equívoco no es novedoso. Durante años El País también vendió su mercancía ideológica averiada a los “progres” más desorientados, sin que éstos llegaran a apercibirse de que el mascarón de proa de Polanco era en realidad un submarino bien pertrechado de esta suerte de régimen monárquico-franquista que nos ha tocado vivir durante más de tres décadas. Sea como fuere, la confusión creada hoy en torno a Público no es casual sino, por el contrario, producto de una bien estudiada estrategia de marketing. Quienes iniciaron este proyecto editorial tenían bien claro, desde el principio, que el creciente descrédito de El País – hoy especializado en la orquestación de campañas contra cualquier proyecto con perspectivas o intenciones realmente transformadoras - permitía salir a la caza de un amplio espectro de lectores desencantados por esa deriva. Para lograrlo, el procedimiento de los responsables del periódico de Mediapro(1) ha consistido en administrar sabiamente algunas palas de cal e ingentes cantidades de arena. Algunos columnistas de izquierda o la edición sabatina de obras clásicas del pensamiento revolucionario han aportado el toque "rojo" a una publicación que, con su línea editorial, se esfuerza por encauzar la indignación y las protestas populares hacia la respetable pero ilusoria senda del reformismo social. Al tiempo, el diario de "izquierdas" ha contribuido también a aumentar la popularidad de autores sin duda serios y rigurosos pero declaradamente socialdemócratas, como el economista y politólogo Vicent Navarro. Sin que prácticamente nadie parezca caer en la cuenta de la evidente paradoja que ello supone, Navarro - que tiene a gala haber trabajado para la secretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton -, y otros analistas de su misma tendencia, se han ido convirtiendo en los referentes teóricos de un buen número de anticapitalistas y conquistando un espacio privilegiado en las publicaciones electrónicas alternativas.

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