Mi apartamento en Gaza está frente al mar, una vista panorámica que siempre hace milagros para mi humor, desafiado a menudo por toda la miseria que puede causar una vida en estado de sitio. Es decir, antes de esta mañana cuando el infierno golpeó a mi ventana. Esta mañana despertamos en Gaza con el sonido del estallido de bombas, y muchas cayeron a unos pocos cientos de metros de mi casa. Algunos de mis amigos murieron bajo ellas. Hasta ahora las víctimas mortales llegan a 210, pero la cantidad va a aumentar dramáticamente. Es un baño de sangre sin precedentes. Han arrasado el puerto frente a mi ventana, y pulverizado las comisarías. Me dicen que los medios occidentales han asimilado y repiten los comunicados de prensa emitidos por los militares israelíes, según los cuales los ataques apuntaron sólo a guaridas terroristas de Hamas, con precisión quirúrgica.
Nenhum comentário:
Postar um comentário