«El poder de atenernos a la razón y a la verdad existe en todos nosotros. Pero, por desgracia, otro tanto sucede con la tendencia a atenernos a la sinrazón y la falsedad, especialmente en esos casos en que la falsedad evoca alguna emoción grata o el recurso a la sinrazón hace vibrar alguna cuerda en las primitivas y subhumanas profundidades de nuestro ser.» (Aldous Huxley Un mundo feliz.)
Es lo que le faltaba al Presidente Pedro Sánchez, que volvieran a la carga los ogros del independentismo catalán y de ETA. El primero revitalizado por obra y gracia del dictamen emitido hace unos días por el Comité de Derechos Humanos de la ONU, según el cual España violó los derechos políticos de Oriol Junqueras, Raül Romeva, Josep Rull y Jordi Turull al retirarles su acta en el Parlamento de Cataluña tras su procesamiento por rebelión en la causa del procés. En cuanto a la extinta banda terrorista vasca, el anunciado acercamiento de varios de sus más sanguinarios e irredentos miembros a cárceles del País Vasco la ha resucitado en el imaginario colectivo, demostrando por enésima vez que hay fantasmas que nos son muy queridos y otros no tanto dependiendo de las filias y las fobias vinculadas a los sesgos ideológicos. Ambos son en cualquier caso triggers o «disparadores», como se les llama en psicología a aquellos estímulos que, sin pasar por el análisis racional consciente, provocan en las personas respuestas difícilmente controlables por su intensidad emocional.
Nenhum comentário:
Postar um comentário