En 1937 arribaron al puerto de Veracruz 466 niños españoles a los que sus padres trataban de poner a salvo de una guerra que presumían transitoria. Ninguno podría volver a España.
El exilio de los 466 niños españoles que arribaron en 1937 al puerto de Veracruz, en México, que viajaban en el barco Mexique desde Francia, fue un éxodo muy distinto al del resto de niños que fueron refugiados en Inglaterra, Francia, Bélgica y la antigua URSS durante la Guerra Civil española. No solo el periplo al continente americano implicó una distancia de nueve mil kilómetros y muchos días de mar de por medio, sino que fue una hazaña vital que marcó el destino de cada uno de aquellos infantes, ya que ninguno podría volver al país de su nacimiento tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
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