En nuestro mundo asociamos la Navidad con el blanco. La nieve es blanca,
las fiestas son blancas, la reunión familiar es blanca y hasta el
futuro post navideño se cubre de un blanco impoluto. En Rusia descubrí
que la nieve puede ser negra, fangosa y sucia; fue como una revelación
de que nada es como creemos que debería ser. En nuestro propio país lo
sabemos bien, hemos vivido navidades horribles donde no había lugar para
el blanco, donde todo era gris tirando a negro. Incluso con manchas
rojo sangre. Pero la evocación siempre nos lleva a las blancas
Navidades.
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