La caricatura de golpe de Estado del 30 de abril en Caracas se desinfló
al atardecer sin que fuera necesaria una acción militar contraria. De
hecho, la gran mayoría de los militares “alzados”, citados mediante
engaño para la madrugada en el distribuidor vial de Altamira, al darse
cuenta de que pretendían usarlos en una acción golpista se comunicaron
con sus jefes superiores y al mediodía habían dejado a los sublevados y
vuelto a sus unidades.
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