quarta-feira, abril 18

¿Inocente o culpable?

La izquierda cerró filas en torno a Lula, asegurando su inocencia, con el argumento de la falta de pruebas, ya que el juez Sérgio Moro lo procesó por declaraciones de un ejecutivo de la constructora OAS, que al delatarlo se aseguró un trato privilegiado (delación premiada es la figura) por parte de la justicia.
Si los argumentos de Moro, y detrás suyo de la derecha brasileña, suenan cuestionables, los de quienes lo defienden tienen también sus puntos débiles. En efecto, entre Lula y las grandes constructoras brasileñas hubo relaciones carnales, con cruce de favores que pueden no ser ilegales, pero son cuestionables.
Durante años el ex presidente se dedicó a ofrecer su prestigio y el de su gobierno para lubricar negocios de las multinacionales brasileñas. En los dos primeros años después de dejar la presidencia (en enero de 2011) la mitad de los viajes realizados por Lula fueron pagados por las constructoras, todos en América Latina y África, donde esas empresas concentran sus mayores intereses. Durante este tiempo Lula visitó 30 países, de los cuales 20 están en África y América Latina. Las constructoras pagaron 13 de esos viajes, la casi totalidad por Odebrecht, OAS y Camargo Correa (Folha de São Paulo, 22-III-13).

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