segunda-feira, março 21

No es complot, es estrategia

Todo esto de la intervención militar en Libia se está perfilando como algo menos auténtico que un euro de madera. De un lado tenemos ese lenguaje artificioso que habla de proteger a la población civil libia de Gadafi, cuando de hecho allí hay dos bandos armados y lo que persigue la acción extranjera es apoyar a uno para que pierda el otro, y caiga el régimen. Sospechosamente, este dramático viraje tiene lugar al mismo tiempo en que se constata que la apuesta por la energía nuclear en tiempos de crisis ha quedado ampliamente cuestionada con la catástrofe de la central japonesa de Fuksuhima. Por si no quedaba clara la intención de echar mano al petróleo y gas libios, o evitar que Gadafi se lo venda en exclusiva a chinos e indios, ahí queda la abstención de las potencias emergentes en el Consejo de Seguridad, en contra del ataque. Dentro de unas semanas seguramente también deberemos preguntarnos por los 160.000 millones de dólares en divisas que el régimen libio tiene acumuladas en el país –Gadafi no confiaba mucho en los bancos extranjeros- y que tan bien le vendrían a algunos países europeos (es dinero contante y sonante) en estos tiempos de crisis.

Um comentário:

mfc disse...

É trágico de ambos os lados!