quinta-feira, março 3

El día en que perdí la inocencia

Pueden creerme si les digo que el título queda muy lejos de la simple metáfora, al menos en lo que a mi biografía personal se refiere.

¿Cuándo pierde uno la inocencia? Supongo que a esta pregunta cada cual responderá de una manera. Habrá quien la pierda tras una experiencia decepcionante que le abre los ojos, o en medio de un viaje iniciático. Quizá en un burdel barato invitado por un tío legionario. Y habrá quien no la pierda nunca porque nunca le afectó tal cosa. Sobre la edad a la que pueda acontecer tan particular hecho, aproximadamente lo mismo. Yo la perdí de golpe a los trece años y medio, en fecha y circunstancias que llevaré siempre en mi cerebro y en mi corazón, en una época en la que trece años y medio ―y además para un chico― distaban bastante más que ahora de la época adulta.

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