Cuando sugerimos tratar la contingencia política de los movimientos
sociales en Bolivia, de inmediato se nos vino a la mente la pertinencia
de dialogar con el viceministro Alfredo Rada, quien, con una apretada
agenda, reuniones y audiencias con distintos sectores sociales, sin
embargo, hizo un paréntesis en su actividad y recibió a Correo del Alba, en su despacho en Palacio Quemado.
Siempre
ha sostenido que sin movimientos sociales no hay proceso de cambio,
¿cómo se ha dado la participación de esos movimientos a lo largo del
proceso boliviano?
Este proceso político se gestó allá por
el 2000, cuando en Cochabamba surgió la Coordinadora de Defensa del Agua
y la Vida, que fue un primer ensayo de bloque campesino, obrero y
popular en lucha contra las políticas neoliberales. Luego se expandió a
nivel nacional y logró un triunfo político estratégico en octubre de
2003, cuando la burguesía comenzó a ser desplazada del poder político
con el derrocamiento y fuga al exterior de Gonzalo Sánchez de Lozada. En
ese momento, la burguesía se replegó hacia los espacios regionales de
la denominada “media luna”, conformada por los departamentos de Santa
Cruz, Beni, Pando y Tarija. Para legitimarse en los espacios políticos
regionales utilizó la demanda de autonomías departamentales.
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