Para el G20 es más importante el crecimiento económico que el
calentamiento global o detener la destrucción de los medios de
subsistencia.
Anticapitalistas venidos de todo el planeta se
han dado cita en la ciudad alemana de Hamburgo con el fin de protestar
contra la cumbre del Grupo de los Veinte países industrializados y
emergentes del mundo que tendrá lugar el 7 y 8 de julio. Marchando por
las calles de Hamburgo buscan denunciar las prácticas devastadoras y de
explotación que utilizan estos países.
Como acostumbra a pasar en
estas respuestas democráticas frente a la actitud de las “políticas” de
los países participantes, el G20 recurre al despliegue policial para
acallar las voces de la disidencia.
La represión cuenta con 21.000
agentes de policía e incluso con una cárcel montada expresamente para
las protestas contra el G20, con capacidad para 400 personas, donde
también estarán presentes jueces que tendrán potestad para pronunciarse
en comparecencias de urgencia.
La Policía ha erigido una zona de
38 kilómetros cuadrados en la que estará prohibido manifestarse durante
los dos días que tendrá lugar la reunión de los mandatarios.
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