Estoy sentado en el espléndido edificio de la Biblioteca Nacional 
de Singapur, en una habitación semioscura, con un microfilm insertado en
 un aparato de alta tecnología. Estoy visionando, filmando y 
fotografiando viejos periódicos malasios de octubre de 1965.
Estos
 artículos fueron publicados justo después del terrible golpe militar 
que se produjo en Indonesia en 1965, que derrocó al presidente 
progresista Sukarno y liquidó el tercer mayor partido comunista del 
planeta, el PKI (Partai Komunis Indonesia). Entre 1 y 3 millones de 
personas perdieron la vida en una de las más terribles masacres del 
siglo XX. Indonesia pasó de ser un país socialista (y a punto de ser 
comunista) a hundirse en el agujero turbo-capitalista y de locura 
religiosa y de extrema derecha en que se encuentra todavía en el 
presente.
