La novedosa promoción del Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y la
Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI confirma la dimensión histórica y
cultural del proceso de reforma en China. En efecto, habitualmente
concedemos la máxima importancia a la vertiente económica e interna de
las reformas; sin embargo, dicho proceso, que no arrancaría en 1978
sino, como mínimo, a finales del siglo XIX al abrigo de los movimientos
modernizadores que siguieron a las Guerras del Opio, tiene una potente
dimensión histórica y cultural, pues viene a culminar la revitalización
del país y la superación de su decadencia, tanto en términos de poder y
significación en el plano global como igualmente en el orden cultural.
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