terça-feira, junho 27

Choques

Miembros de Resistencia, organización civil que integra a grupos que pugnan por la justicia y la libertad, se manifestaron ayer en la ciudad de Nueva York contra el presidente Donald Trump Foto: Ap

La sensación de estar en una realidad paralela es constante en un país que aún se esconde detrás de sus mitos, pretende no ver las consecuencias de sus políticas y decisiones colectivas y tiene una enorme capacidad para justificar casi cualquier cosa, desde guerras hasta el uso de tortura, armas, matanzas, odio y temor. Es una sensación cotidiana que nutre una tolerancia increíble ante tanta evidencia –hoy día tan efectivamente difundida hasta el último rincón del país por las redes sociales– de cosas que no sólo violan, sino hasta se burlan de lo que pretende ser el país.
Estos son sólo algunos ejemplos que se reportaron en días recientes:
Los videos de las declaraciones preliminares de un par de ex sicólogos militares que fueron obligados a testificar como parte de una demanda legal federal interpuesta por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en nombre de dos ex detenidos y la familia de otro que murió en un centro de detención estadunidense son escalofriantes. Bruse Jessen y James Mitchell, en tonos muy profesionales, describen las técnicas de tortura que diseñaron e implementaron para interrogar a los detenidos en sitios clandestinos de la CIA en los meses posteriores al 11-S. Aquí explican cómo elaboraron y aplicaron las técnicas –incluyendo el famoso waterboarding, colgar a la gente de los brazos, encerrarlos en un ataúd, golpearlos contra paredes, sujetarlos a temperaturas extremas y más. Nada nuevo, más que escuchar sus voces tranquilas y justificar todo como cumpliendo órdenes (aunque estaban en esos momentos trabajando de contratistas independientes y su negocio ganó 81 millones de dólares por sus servicios). El juicio está programado para septiembre. Aunque se ha reportado ampliamente sobre el uso de estas técnicas, que estos dos expertos en tortura expliquen sus métodos, que han sido ahora prohibidos y fueron calificados de tortura bajo leyes y convenciones internacionales, de nuevo está en frente de todos. (nytimes.com/ interactive/2017/06/20/us/cia-torture.html)

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