Es difícil de comprender esta guerra de nunca acabar, pero el mundo está siendo conducido –con rapidez– al estallido de una confrontación nuclear, quizá la última, por implicar armamento que puede exterminar la población del planeta. Mientras siguen los ataques contra la central nuclear de Zaporozhye, la mayor de Europa, que cuenta con seis reactores de agua presurizada y una capacidad total de 6 000 megavatios.
No cabe dudas: todo lo que suceda allí puede afectar a los países del viejo continente. En el peor de los casos, los componentes radiactivos pueden expandirse y actuar contra la vida de millones de personas. Por eso es que varios analistas alertan que la guerra en Ucrania ha dejado al descubierto que Estados Unidos usa a la población ucraniana como carne de cañón, para doblegar a Rusia y enfilar todos sus cañones contra China.
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