Pese a las esperanzas que se generaron con el proceso de paz adelantado por el anterior secretariado, nosotros decidimos desmarcarnos de éste, debido a problemas de fondo con la manera en que se procedió y con la ausencia de debates sobre las causas estructurales del conflicto. Es por ello que insistentemente le hemos pedido al presidente Gustavo Petro garantías para llevar a cabo acercamientos que permitan establecer criterios claros y pertinentes que generen las condiciones necesarias para sentarnos a dialogar sobre las cuestiones cruciales que han alimentado décadas de conflicto armado. Este es el sentido que vemos nosotros en su llamado a la paz total. Este no puede ser un diálogo de tú a tú entre el gobierno y la insurgencia heredera de Marulanda, sino que debe ser un diálogo amplio, que convoque a los más diversos sectores del país, incluidas las mayorías desde siempre excluidas, y por supuesto, que convoque a los intelectuales, académicos y profesionales comprometidos con la creación de un país más justo, más equitativo, más democrático y, por consiguiente, en paz.
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