Hay un cuento popular en los Balcanes que se propone explicar por qué los gitanos se hicieron músicos. Al decir de la leyenda, Dios le regaló a san Pedro un violín para que la música pusiera a la gente de buen humor y así se evitaran las peleas. Pero el santo no quería cargar él solo con la responsabilidad. Necesitaba que más gente se uniera a él en su labor pacificadora. «¿Y quiénes podrían ser?», preguntó Dios. «Deja que sean los gitanos –respondió san Pedro–. Deja que entretengan a la gente para que no se vierta sangre cuando beban y estén de juerga». A lo que Dios respondió: «Que así sea».
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