Contra las desesperanzas y las depresiones, urge un humanismo renovado
en su carácter emancipador y movilizador. Urge en las consignas supremas
de las luchas sociales, como Marx lo pensaba, a la luz de la historia e
indivisible en el contenido consciente insuflado por las fuerzas
sociales en sus luchas. Humanismo de “nuevo género” como solución
posible para las fuerzas que se fundamentan en la democracia
participativa. Humanismo, hoy más necesario que nunca, para no sucumbir
al mercantilismo extremo y la opresión ideológica más feroz en la
sustracción de plusvalía. Humanismo contra el capitalismo salvaje “per
se”, que no se detiene ante nada, que devora a la naturaleza, que
destruye el patrimonio cultural financiando a los negocios de las
guerras, de los bancos y de los “mass media”.
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