Los verdaderos ambientalistas de este mundo son los pueblos en lucha
contra la depredación que perpetran las multinacionales: los que
entregan sus vidas por sus comunidades, por las montañas y ríos. Cada
mes, decenas de esos verdaderos ambientalistas son asesinados en sus
países: las balas de los sicarios del capitalismo transnacional
revientan sus cabezas llenas de honestidad y lucha, y mueren con las
manos limpias, unas manos que jamás habrán estrechado las manos infames
del FMI, ni las de los demás vampiros del planeta. La clase explotadora y
su sistema capitalista se perpetúa en base al Exterminio y a la
alienación: en base a la violencia, y también en base a la mentira que
impone a través de sus medios masivos.
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