Las autoridades económicas en China se preparan para la reunión del G-20 la próxima semana. Quieren evitar a toda costa una condena a su política cambiaria de subvaluación del yuan. El crecimiento de las exportaciones chinas en mayo fue el más alto en seis años y rebasó todos los pronósticos. Para el curso que está tomando la crisis, eso no es un buen augurio en las economías de los socios comerciales de Pekín.
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