En sesión plenaria, Lloyd George respondió de una manera que dice mucho:
«Rusia
puede en manera abundante obtener ayuda, pero si quiere obtenerla, no
es necesario que se lo tome de esa manera, y que tenga, en cierto modo,
el aire de provocar y ultrajar expresamente los sentimientos, apelan a
los prejuicios, los sentimientos de una vasta mayoría de gente (…)
He
hablado de prejuicios. Les citaré dos o tres, puesto que fueron
pisoteados en vuestro memorando del 11 de mayo. En Europa occidental,
cuando un hombre vende una mercadería a otro, tiene un prejuicio
curioso: le gusta que le paguen. Otro prejuicio es este: si un hombre
presta dinero a su vecino, a su demanda, contra una promesa de
reembolso, él espera que le paguen.
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