Mientras las economías europeas languidecen bajo la imprudencia fiscal descontrolada y contagiosos temores de default soberanos, parece absurdo que Gran Bretaña y Francia estén encabezando una agotada coalición de la OTAN para atacar con medios militares a Libia. Estados en peligro financiero que enfrentan protestas masivas de ciudadanos iracundos continúan extrañamente la guerra en el Norte de África.
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