La democracia es seguramente el más alto ideal que históricamente ha elaborado la convivencia social. El principio que subyace en la democracia es: «lo que interesa a todos debe poder ser pensado y decidido por todos».
Tiene muchas formas: la directa, como la de Suiza, donde toda la población participa en las decisiones vía plebiscito.
La representativa, en la cual las sociedades más complejas eligen delegados que, en nombre de todos, discuten y toman decisiones. El gran problema actual es que la democracia representativa se muestra incapaz de reunir a las fuerzas vivas de una sociedad compleja, con sus movimientos sociales. En sociedades de gran desigualdad social, como Brasil, la democracia representativa asume características de irrealidad, cuando no de farsa. Cada cuatro o cinco años, los ciudadanos tienen la posibilidad de escoger a su «dictador» que, una vez elegido, se dedica más a hacer una política palaciega que a establecer una relación orgánica con las fuerzas sociales.
Nenhum comentário:
Postar um comentário