La estrategia conservadora pretende que se tome como referencia un tiempo anterior y lejano en el que no se cometían tantos homicidios de mujeres, un poco en la línea de las palabras del párroco de Canena (Jaén) en su homilía, allá por mayo de 2014, cuando dijo: “antes un hombre se emborrachaba y le pegaba a su mujer, pero no la mataba”… Su idea parece que es volver a esos tiempos donde el control social y la sumisión impuesta por el marido retenían a las mujeres dentro de la relación, sometidas a sus dictados y circunstancias hasta el punto de “no necesitar” matarlas, puesto que la propia situación les impedía romper y salir de la violencia. Es justo lo que hemos visto durante la pandemia, cuando el confinamiento y la limitación de la movilidad hicieron que los homicidios por violencia de género descendieran un 11,9% respecto a la media de los cinco años previos.
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