Mientras que un tercio de la población mundial no logró todavía aplicarse ninguna vacuna, al menos 240 millones de dosis contra el COVID-19 fueron a parar a la basura.
Una de las causas principales de este derroche a gran escala reside en la fecha de vencimiento. Los sobrantes de dosis que no se utilizan en los países ricos y que se distribuyen entre las naciones empobrecidas muchas veces llegan a su destino casi sobre la fecha de vencimiento.
Realidad asombrosa que va de la mano de números escalofriantes: más de 240.000.000 de dosis en todo el mundo caducaron desde que a fines del 2020 se iniciaron las campañas de inmunización. Según diferentes fuentes,el 73% de estas pérdidas pertenece a vacunas Pfizer y el 18% a AstraZeneca.
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